Es más seguro enjuagar varias veces con agua tibia que con agua fría.
Incluso si te cepillas los dientes con entusiasmo, no enjuagar bien la boca puede ser perjudicial para la salud dental. Esto se debe a que los agentes surfactantes en la pasta de dientes pueden permanecer en la boca. Los agentes surfactantes, que son componentes básicos de la pasta de dientes, eliminan las partículas extrañas adheridas a los dientes. Los agentes surfactantes comúnmente contienen lauril sulfato de sodio, dodecil sulfato de sodio, laureth sulfato de sodio, entre otros. La exposición prolongada al lauril sulfato de sodio, que es el más utilizado, puede causar pérdida de apetito y otros problemas. Si no enjuagas la boca varias veces y los agentes surfactantes permanecen por mucho tiempo, los dientes pueden mancharse o la boca puede volverse seca.
Los surfactantes se eliminan con solo enjuagar una o dos veces. Sin embargo, para eliminar completamente todos los aditivos y surfactantes, lo mejor es enjuagar al menos cinco o seis veces. Además, se debe usar agua tibia en lugar de agua fría. En particular, enjuagar con agua tibia a unos 45-50 grados Celsius ayuda a disolver eficazmente los ingredientes limpiadores de la pasta de dientes y a eliminar la placa dental. Como es difícil ajustar la temperatura del agua cada vez que se cepilla, se recomienda usar agua a una temperatura similar o ligeramente superior a la temperatura corporal. Se debe tener cuidado, ya que el agua demasiado caliente puede irritar las encías.
Riesgo de desgaste dental al usar un cepillo de dientes rígido
Se debe evitar el hábito de cepillarse los dientes con un cepillo duro y rígido. Esto puede desgastar los dientes o las encías. La superficie de los dientes está compuesta por una capa dura llamada esmalte, y en el interior hay una dentina suave y tejidos nerviosos. El esmalte protege la dentina y los nervios de estímulos externos. Sin embargo, si se realiza una limpieza agresiva de manera constante, el esmalte se desgasta y la dentina queda expuesta, facilitando que los estímulos externos lleguen a los nervios. Esto también puede hacer que los dientes se vuelvan más sensibles al frío. Para evitar estos problemas, se recomienda usar un cepillo suave o uno con cerdas finas y puntiagudas.