Siempre me dio miedo ir al dentista, así que lo posponía constantemente. Finalmente, mis encías empezaron a sangrar y a doler, así que fui a un dentista cercano. Al principio estaba nerviosa, pero la tranquilidad de la consulta me tranquilizó rápidamente. El doctor me mostró fotos de mis dientes y me las explicó de forma que entendía fácilmente qué me pasaba y por qué me dolía, lo que me dio confianza. Me hicieron una limpieza dental y un tratamiento sencillo para las caries. La anestesia fue casi indolora y el tratamiento en sí fue rápido y sencillo. Después del tratamiento, me dieron instrucciones detalladas sobre cómo cuidar mis dientes y usar hilo dental, lo cual fue muy útil. La clínica estaba limpia y el personal era amable, lo que me ayudó a superar mi miedo al dentista.