Mi hija tenía fiebre y moqueo, así que fui a Pediatría Chorong. Está a solo cinco minutos a pie de casa, así que es muy práctico. Las enfermeras siempre recuerdan la carita de mi hija y me saludan con cariño, lo que me hace sentir agradecida y feliz. Hay muchos libros para niños y el interior siempre está limpio y acogedor. Con la Navidad acercándose, hay adorables adornos navideños por todas partes. El médico nos examina con atención y, cuando tenemos preguntas más allá del tratamiento, nos da respuestas amables y detalladas. Le mostré unos medicamentos para la rinitis que estaba tomando y los tuvo en cuenta al recetarme. Gracias a esto, mis hijos ya no tienen miedo de ir al hospital. Ah, y el farmacéutico de la Farmacia King Kong, en la primera planta, también es maravilloso.