Mi hija tenía una pequeña milia alrededor del ojo, así que fui al hospital. Me preocupaba que le diera miedo el procedimiento, ya que es pequeña, pero las explicaciones tranquilas, desde la consulta hasta el método relajante, me tranquilizaron. La eliminación del láser fue sencilla, y el personal procedió con lentitud, preocupados por si mi hija se asustaba, y la revisaban con frecuencia para asegurarse de que no sintiera dolor. Lo toleró mejor de lo esperado. El procedimiento en sí no fue largo, y me sorprendió ver solo un ligero enrojecimiento al mirarme en el espejo. Después de unos días, el enrojecimiento había desaparecido casi por completo y se había curado hasta el punto de que apenas se notaba. El hospital estaba limpio y las enfermeras fueron amables, así que, en general, fue una visita satisfactoria. Se lo recomiendo encarecidamente a cualquiera que esté considerando un tratamiento de la piel para su hijo.