El tiempo de espera desde el registro hasta el tratamiento fue corto, y las enfermeras fueron muy amables y serviciales, así que no me sentí ansiosa a pesar de ser mi primera visita. La directora palpó personalmente mis zonas doloridas y revisó cuidadosamente qué movimientos eran más dolorosos, y me tomó una radiografía para explicarme mi estado actual con detalle. No se limitó a recetarme medicamentos; me explicó claramente la causa de mi dolor y el plan de tratamiento futuro, lo que me dio confianza. Empecé a recibir inyecciones y fisioterapia de inmediato, y la terapeuta fue muy atenta, lo que hizo la experiencia mucho más cómoda. Después del tratamiento, incluso me dio consejos sobre precauciones para la vida diaria y técnicas de estiramiento, lo cual fue muy útil. Después de unos días, mi dolor se redujo notablemente, lo cual fue muy satisfactorio, y planeo seguir asistiendo regularmente.